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LA MEDIACIÓN Y LA ADOLESCENCIA

“San Agustín decía sobre el tiempo: que todos creemos saber lo que es hasta que alguien nos lo pregunta”.

Todos tenemos una idea, aunque sea vaga, poco elaborada o inconsciente de lo que es MEDIACIÓN, sin embargo no se conoce hasta que no entras de lleno en ella y profundizas.

 

Esta falta de conocimiento nos induce a pensar que la inteligencia no garantiza el éxito en Mediación y que es a través del estudio, del sentido común, del interés, de la flexibilidad, creatividad y de la confianza en el proceso cuando se llega a entender que es Mediación.

 

Lo que Mediación no es. No es derecho, no es psicología, no es trabajo social, no es conciliación. Tiene entidad propia y no prestada de otras técnicas o saberes ( legales, psicológicos, educativos..).

 

La Mediación es una actividad libre entre las partes, la conexión entre ella y las partes es estrecha y voluntariosa, es un proceso voluntario y estructurado en el cual el mediador/a profesional experto, ayuda a las partes a resolver los desacuerdos que se  tengan, creando un espacio que facilita a las personas implicadas, la negociación hasta alcanzar una posible solución. Esta solución es percibida por las partes como una satisfacción.

 

La Mediación es una actividad privada, en la que el sentido común y el sentido del humor importan más de lo que parece. En diversas situaciones tirantes, conflictivas, el humor es el refugio de las partes.

 

La mediación con adolescentes es algo muy especial, a los adolescentes no les gusta que les hagan esperar cuando acuden a Mediación, no les gusta que se les trate como a niños pequeños, no les gusta que no se les hable a ellos personalmente y se tenga la conversación con los progenitores, cuidadores o tutores. Los adolescentes “son mayores”, son datos importantes a tener en cuenta al menos antes de conocer  que persona  les va a ayudar y quien va a ser su mediador en diversas sesiones, una vez que es conocido/a pasan por alto estas y otras circunstancias y barreras que en una primera entrevista no hubieran consentido.

 

La primera o primeras visitas de un adolescente el centro de mediación merecen una atención especial que permitirá una futura relación con su mediador más satisfactoria, al tenerle el adolescente como guía en la resolución de su conflicto.

 

En la primera entrevista, la presentación y la manifestación o explicación de lo que se va a realizar es básica. El adolescente tiene poco experiencia en este campo y todas las explicaciones serán pocas, al menos hasta que hayamos comprobado que el adolescente ha comprobado y entendido toda la explicación.

No debe darse nada por sabido, debemos tener en cuenta que la mayoría no ha acudido a Mediación y debemos intentar aclarar todo aquello que pueda ser motivo de confusión, bien porque así nos lo hayan hecho saber o porque así quede demostrado de la conversación que mantengamos con ellos/as.

 

La confidencialidad es un eje básico sobre el que debe guiarse la mediación, partimos que para los adolescentes su grupo de amigos es lo más importante y tal vez, sino se incide en que se trata de un proceso confidencial, del cual se sabrá, lo que ellos quieran expresar a sus amigos o sus padres, por parte de los integrantes del equipo de mediación, nada se podrá decir a otras personas, sin esta premisa,  tal vez no se pondrían en manos de los mediadores. De no ser así puede ser objeto de una barrera, aunque una vez tomen confianza, casi seguro que serán ellos mismos quienes cuenten a su grupo de amigos lo vivido.

La confidencialidad está vinculada con la independencia y la autonomía del adolescente. Los jóvenes deben poder expresar sus preocupaciones y los hechos que han realizado en un ambiente de privacidad, con tranquilidad necesaria de saber que lo que van a decir o expresar no se comunicará a su grupo de amigos o sus padres, a menos que él lo quiera o lo haga personalmente.
 

La mediación con adolescentes trata en principio de evitar la apertura de procedimiento judicial o de reducir el alcance del mismo, en otros casos que la relación familiar sea pacífica entre sus miembros. Con la Mediación se intenta que el adolescente se responsabilice tanto del trabajo que se va a realizar entre las partes como de la aceptación del acuerdo y su cumplimiento. Todo esto con el fin de evitar en un futuro la reincidencia en el conflicto que se ha venido a resolver.

Debemos tener en cuenta el nivel educativo, la capacidad mental, el nivel legal, tanto del adolescente como de la otra parte implicada en el proceso y es muy importante, dar a cada parte el tiempo ajustado a sus características personales, así la duración de las sesiones debe ir acorde con la capacidad de las partes y el cansancio de las mismas.

 

Todo esto lleva a favorecer la comunicación, el dialogo y la cooperación entre las partes y evita una confrontación logrando un mejor cumplimiento de los acuerdos alcanzados.

Yolanda Vizcarra Ramos

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